Es una obra notablemente evocativa, con una punzante
influencia del género femenino, por sobre lo imperativo que parece la figura
del padre, y sus evocaciones sobre su propio progenitor.
Rememora toda una época, fácilmente identificable para
el público que se emociona profundo o se ríe con muchas ganas, pues esa amplia
sociedad se siente arriba del escenario, bien al lado de esos personajes
entrañables.
Es intensa en cada una de las situaciones y tan real
como el hoy que se vive y se transita a cada momento, desde lo familiar, lo
amistoso y hasta abarcar la realidad política y social.
La figura de la madre (Rita Terranova), tan bien lograda por la actriz, sostiene desde los
sentimientos del hijo, esos grandes
ocultamientos, esos que “si no los soltás se te pudren adentro”, como dice el
texto. Ese hijo que vuelve luego de la muerte del padre (Roberto Romano), plantado en un tono verbal intenso y con una
composición sólida en época y espacio, enriquece
la historia entre haber estado en esa familia y hoy ser todos los recuerdos.
La obra muestra que inmortalizar a los padres cuando
se van, y afirmar que han sido lo mejor que pasó por la tierra, es un error que
nubla la realidad, y ese es otro punto de identificación que el público rescata.
La tía, esa que nunca faltaba y que vivía con la
hermana casada, tan fundamental para criar a sus sobrinos, la lleva adelante Cristina Dramisino, y Ulises
Pafundi, el hijo, motivo y motor de todas las reflexiones, junto a la hija Lucia Di Carlo, que cumple casi a la
perfección con los preceptos de la época, le dan ritmo e interés especial a la pieza.
En tanto Hernán Muñoa es quien da un toque incierto de amor, de esas historias
que quedan inconclusas, sobrevolando lo que pudo haber sido.
El genial Jorge Azurmendi,
armó la conjunción perfecta para generar una obra teatral interesante, intensa
y empática con la época.
El equipo se completa con una bella música original de Pedro Pertusi, un ceñido vestuario de historia realzado por Alicia Gumá y la excelente escenografía
de Víctor de Pila.
La obra tiene cinco nominaciones para los premios Florencio
Sánchez: dirección, Jorge Azurmendi; Actriz protagónica, Rita Terranova; Actriz
de reparto, Cristina Dramisino y Actores de Reparto, Hernán Muñoa y Roberto
Romano. Y además tres nominaciones para María Guerrero: dirección, Jorge Azurmendi; Actriz de reparto, Cristina
Dramisino y Actriz protagónica, Rita Terranova.
Obra teatral excelente, imperdible para estos tiempos,
necesaria para la reflexión y encantadora para evocar a todos los nuestros.
(Meche Martínez)
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